Esta es una de las dudas más habituales entre los fotógrafos de boda: con que modalidad es mejor trabajar en cámara durante el reportaje? Durante años he trabajado en modalidad automática con prioridad de diafragma. Las ventajas de trabajar en automático se aprecian cuando la luz cambia rápidamente en la escena que fotografiamos. La cámara elige el tiempo “correcto” sola y nosotros podemos centrarnos en elegir el diafragma y cuidar la composición. Es útil por ejemplo cuando seguimos a los novios entrando de un exterior luminoso hacía el interior de una iglesia oscura.
Los limites de trabajar en automático derivan del hecho que delegamos la elección del tiempo a la cámara y esta interpreta siempre la escena como un gris medio. Si en el encuadre entra una fuente de luz, la cámara elegirá en automático un tiempo de exposición corto subexponiendo otros elementos (por ejemplo el traje negro del novio) al contrario si en el encuadre hay muchos elementos de color negro la cámara hará una sobre exposición quemando los detalles en elementos claros (por ejemplo el vestido de la novia).
El modo Manual nos obliga a ser conscientes en cada disparo de los valores de las variables empujando la mente a tomar elecciones según el resultado que desea. Cuando trabajamos en manual estamos más atentos a la luz y nos damos cuenta de como cambia en diferentes ambientes. Evidentemente al principio trabajar en manual parece más difícil y peligroso, pero con el tiempo y la práctica obtendremos más seguridad y control sobre el resultado. Si dejamos que sea siempre la cámara a elegir por nosotros estamos delegando parte del trabajo creativo y perdemos esta oportunidad.
Comprobar el resultado visualizando el monitor de la cámara es la mejor forma de saber si lo estamos haciendo bien. La fotografía digital ha introducido una herramienta increíble con la posibilidad de visualizar el resultado en pocos segundos. La pantalla de la cámara nos permite tener un control del resultado más allá del histograma o de las reglas fijas. Durante el reportaje es útil mirar la pantalla cada vez que cambia la luz de nuestra escena. Cuando encontramos la exposición correcta la mantendremos igual asegurando un resultado consistente en la serie de fotos.
Con la medición puntual el exposímetro de la cámara mide la luz de una pequeña porción del encuadre. Utilizando este tipo de medición podemos elegir la exposición exacta para una pequeña porción del encuadre. La medición puntual es la más precisa y la única que nos permite medir correctamente cuando hay fuentes de luz en la escena. En ciertas situaciones podemos medir la luz en la cara de los sujetos que suele ser uno de los puntos más importantes de la escena. La piel tiene un valor de luminosidad parecido a un gris medio, por tanto como regla general podemos exponer correctamente midiendo la luz en la cara. Eventualmente podemos decidir de sobre o subexponer según el efecto general y los otros elementos de la escena. Al principio la medición puntual requiere un cierto esfuerzo pero cuando nos acostumbramos estaremos siempre atentos y tomaremos decisiones precisas sobre la exposición.
Este es un pequeño extracto del libro «Fotografía de Boda Contemporánea»
Puedes obtener una copia del libro en este enlace.